OMS: Belice libre de malaria

El país ha pasado de un pico de aproximadamente 10.000 casos durante el año 1994, a cero casos autóctonos en 2019.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) certificó Belice como el segundo país centroamericano libre de malaria.

Al respecto, el doctor Jarbas Barbosa, Director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) expresó que “este es un logro extraordinario para Belice, y también servirá de inspiración para los demás países endémicos de las Américas”.

Para explicar el logro el Programa Mundial contra la Malaria y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) prepararon recientemente una serie de preguntas sobre la clave del éxito del programa de erradicación de la malaria en Belice durante los últimos 30 años. A continuación, presentamos un resumen del documento para nuestros lectores. lo que se produjo.

Belice estuvo a punto de eliminar la malaria a principios de la década de 1960. ¿Qué intervenciones se utilizaron entonces para controlar esta enfermedad y por qué no se alcanzó el objetivo de eliminación?

Desde 1950, el país ha implementado un programa específico destinado a eliminar la malaria o paludismo. Las acciones se limitaban a la fumigación de pesticidas y la detección de casos por parte de expertos en control de vectores. En 1957, se estableció el Servicio Nacional de Eliminación de Malaria.

Los resultados fueron notables, tanto que entre 1957 y 1963, el número anual de casos de malaria se redujo de más de 1000 a solo 17. Sin embargo, para 1965, el número de casos se había multiplicado por 12.  En 1982, más de la mitad de las localidades de los seis condados de Belice notificaron casos de la enfermedad. El fracaso se atribuyó a los recortes presupuestarios para la lucha contra la malaria y la llegada de inmigrantes de países vecinos.

OMS: Belice libre de malaria

¿Cómo consiguió Belice acabar con la malaria? ¿Qué herramientas o estrategias fueron decisivas para el éxito de la eliminación de la enfermedad en Belice?

El país ha logrado una reducción dramática en su número de casos de malaria, de un pico de aproximadamente 10.000 casos en 1994 a cero casos autóctonos en 2019.

La disminución ha sido el resultado de acciones nacionales e internacionales dedicadas a la vigilancia, detección, diagnóstico y tratamiento. Así como acciones de rociado residual intradomiciliario y mosquiteros impregnados con insecticidas de larga duración dirigidos a grupos de alto riesgo, incluidos los trabajadores migrantes que viven en zonas fronterizas con Guatemala y México.

 La mejora de la vigilancia permitió una reorientación más estratégica de las intervenciones y los recursos disponibles en las áreas prioritarias.

 Es de destacar, que el país centroamericano mantuvo los esfuerzos de vigilancia de la malaria incluso durante la pandemia iniciada en 2020 e hizo un esfuerzo por integrar los sistemas de vigilancia de malaria y la COVID-19.

¿Además del sector de la salud, que organizaciones contribuyeron a este logro?

La colaboración con los sectores agrícola y turístico. Por ejemplo, la detección temprana de casos en los trabajadores migrantes apoyada por las industrias del banano, el azúcar y los cítricos.

Mientras tanto, el programa nacional de control de vectores y el Centro de Vectores y Ecología de Belice han garantizado la aplicación y el mantenimiento de la vigilancia entomológica.

¿Qué papel desempeñaron los trabajadores de salud comunitarios en la reducción de los casos de malaria?

Una red de trabajadores de salud comunitarios y colaboradores voluntarios fue el centro de los esfuerzos y ayudaron a garantizar la detección temprana de malaria y la provisión de un tratamiento antipalúdico efectivo.

 

¿Qué esfuerzos transfronterizos entre Belice y sus países vecinos, México y Guatemala, se están llevando a cabo para prevenir el restablecimiento de la malaria?

La colaboración se ha centrado en el intercambio de información entre los equipos estacionados a lo largo de las fronteras, y la distribución de material de información, educación y comunicación para viajeros y migrantes.

¿Ha participado Belice también en iniciativas o programas regionales y mundiales para mantener a raya la malaria?

Belice ha participado en varias iniciativas regionales, como la Eliminación de la Malaria en Mesoamérica y la Isla de La Española, apoyada financieramente por el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, y la Iniciativa Regional para la Eliminación de la Malaria (IREM), establecida por el Banco Interamericano de Desarrollo con el liderazgo técnico de la OPS y la participación del Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica (COMISCA).

Con el apoyo de USAID, la OPS ha brindado cooperación técnica a través de la campaña contra la malaria de Belice. Este éxito contribuye a la Iniciativa para la Eliminación de Enfermedades de la OPS, un esfuerzo de colaboración entre gobiernos, sociedad civil, academia, sector privado y comunidades para eliminar más de 30 enfermedades transmisibles incluida la malaria, para 2030.

A nivel mundial, Belice también es miembro de la iniciativa “E-2025”, un grupo de países identificados por la OMS como potenciales para eliminar la malaria para 2025. 

¿Cómo mantendrá Belice un sólido sistema de vigilancia y respuesta para prevenir el restablecimiento de la malaria?

La agenda de salud en el país se centra en mantener la vigilancia de la malaria tanto en la población general como en los grupos de alto riesgo.

Para ello, se organizan cursos de actualización del personal de salud y voluntarios y se continúa sensibilizando a los trabajadores de la agricultura y el turismo.

¿Hay lecciones aprendidas de la experiencia de Belice que podrían aplicarse a otros países de la región?

Si por ejemplo la necesidad de contar con personal especializado en el control de vectores, la maximización de las pruebas de diagnóstico y el tratamiento a través de los servicios de salud.

Así como el trabajo mancomunado del programa de lucha contra la malaria y las empresas agrícolas. La experiencia es tan novedosa que el personal de control de vectores ha establecido buenas relaciones con las principales granjas que contratan trabajadores de países vecinos donde la malaria es una enfermedad endémica, asegurando la distribución de materiales de información, educación y comunicación, así como pruebas de malaria, diagnóstico y tratamiento rápidos.

¿Aprovechará Belice las enseñanzas extraídas de su estrategia de eliminación de la malaria para otras enfermedades infecciosas y transmitidas por vectores?

Es probable que estas estrategias se implementen para otras enfermedades transmitidas por vectores, como la leishmaniasis y la enfermedad de Chagas.

 

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